Alex le da un trago a su cerveza al tiempo que empieza a platicar sobre la historia de un niño. Aunque visiblemente cansado, aún conserva su elegante corbata con un nudo perfecto. Su impecable traje no tiene una sola arruga y sus zapatos nuevos brillan como un par de faroles. Derecho al sentarse y derecho al caminar. Con una voz profunda y una excelente dicción, comparte con sus amigos:
-“Este niño tiene aproximadamente 8 años. Una casa humilde. Una mesa de lámina Corona con tres sillas distintas. Platos, cubiertos, servilletas y salero. La mesa bien puesta aunque sencilla. Una cafetera improvisada con un jarrón de barro y una vieja hornilla eléctrica calentándolo. Una bolsa de estraza, de papel marrón, con pan dulce del día anterior es lo único que hay en la mesa. El niño se acerca a la mesa y se sienta en una de las sillas que tiene un par de cojines para que alcance. La madre toma la cafetera, sirve un poco en una taza de peltre y le pone mucha azúcar. El niño abre la bolsa, saca un pan dulce y lo remoja en el café que su madre le acaba de preparar. Una vez que terminan de desayunar se pone el suéter gris del uniforme con unos parches de balón en los codos, toma un cuaderno y se acerca a la puerta. Su padre se pone de cuclillas enfrente de él y le explica que hoy no podrá ir a la escuela porque hay que ir a trabajar. A pesar de que le gusta ir a la escuela y le va bien, no le desagrada la idea de ir con su padre a trabajar y estar con él todo el día. Hacer cosas de grande y presumirle a sus amigos que él trabaja. Para él aún es un juego. La situación se complica aún más para la familia y el niño nunca regresa a la escuela. Su sueño de ser abogado y ayudar a la gente como sucede en los programas de la tele nunca se concreta. Con el tiempo se convierte en un muchacho y se enamora de la chica que trabaja en la lonchería que está a un costado del torno donde trabaja. Se casan y trabajan día y noche. Son felices. El está agradecido con la vida aunque nunca se cumplió su sueño de estudiar, de ser profesionista, de ser abogado. No le reprocha nada a la vida y nunca lo hará a pesar de que las impagables deudas y carencias no lo dejan dormir una sola noche completa.” -Alex le da el último trago a la cerveza y suspira. “La educación lo hubiera llevado a una mejor posición en la vida. ¿Cuáles son las oportunidades que va a tener Alan sin educación? En el mejor de los casos conseguirá la vida del muchacho de la historia. En un mundo más realista terminará robando o en la cárcel. Ese es el destino que le estamos heredando a los niños.”
-“Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres” –comenta Catalina mientras apunta con su dedo a Alex. “Pitágoras”, termina con energía.
-“No solamente el problema es asegurarle educación a Alan, sino que ésta sea de calidad. ¿Cómo le vamos a explicar a Alan que no pudimos darle una educación de calidad porque pusimos a un personaje como Doña Elba a cargo de la tarea? Con la obligatoriedad del sistema educativo de 9 años en vez de 12 como es en los países de primer mundo, ¿que va a hacer después de la secundaria?” –comenta molesto Danny.
-“Narro, el Rector de la UNAM declaró sobre la imperativa necesidad de duplicar la capacidad de la cobertura de la educación superior. Siete millones y medio de jóvenes que ni estudian ni trabajan es una situación delicadísima. No podemos darnos ese lujo ya” –Comenta Catalina.
-“Educación” –cierra Alex. “¿Qué otro patrimonio podemos dejarles?”
Referencias / @Recordación
Duplicar cobertura de educación superior:
Unicef escuelas afectadas: http://www.youtube.com/watch?v=O1dzVaZ2TAM
Derechos Reservados© Rodrigo Llop 2010
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