“La vida no es justa… no lo es” – dice Daniel sin resentimiento en el alma. “Pero no es justa para todos en igual forma. A los ricos también les toca sufrir enfermedades dolorosas e incurables. A los pobres también les toca vivir la interminable alegría de un hijo. A todos nos toca estar de los dos lados del espejo. A algunos les toca vivir unas cosas y a otros otras. Al final uno siempre sale a mano con la vida, los palos que te da, son las sonrisas que recibes. Está en uno que disfrutemos más las sonrisas y sobrepasemos los palos. Uno de esos días de palos, más vale que te vayas al parque y escuches los pájaros y disfrutes de la brisa acariciando las hojas. La otra opción es encerrarte en un cuarto obscuro a lamentar el palo. La vida es buena de principio a fin, y a veces tienes que vivir momentos difíciles o a veces imposibles, para darte cuenta que está en ti reírte de la mala suerte.”
Daniel toma una nueva botella de agua que Alex le trajo, la abre y le da un trago largo. Daniel ya no toma desde hace casi seis meses y aunque le sigue doliendo la partida de Ángel –su ángel- sabe que Dios es el juez pero allá arriba.
El “Madelman” era el juguete favorito de Daniel cuando era niño. Era un héroe de acción, un muñeco que todos los días salvaba al mundo. El conflictivo mundo que Daniel imaginaba cuando jugaba era mil veces peor al mundo en el que vivía, y sin embargo a Madelman no le importaba. Bien fuera una tempestad en medio del mar, una nevada en el ártico, una tormenta de arena en el desierto o una intensa lluvia tropical en la selva, Madelman siempre salía avante. Sin importar si Madelman llegaba en un trineo jalado por perros, en un helicóptero o con su peculiar traje de buzo, él siempre estaba dispuesto a ayudar y a resolver la situación. No importaba si era un submarino nuclear a punto de estallar, un pozo petrolero fuera de control o una banda de traficantes de animales exóticos, pieles y marfil, Madelman siempre resolvía el conflicto. Siempre sin egoísmos, sin miedos y sin protagonismos, siempre dispuesto. No importaba si papá llegaba borracho y golpeaba a mamá, si no había para comer o si la renta no se pagaba, Madelman acompañaba a Daniel y lo calmaba. Después de dormir juntos, el problema se había resuelto a la mañana siguiente.
En el mundo hay pocos héroes como Madelman. Algunos tienen el valor de detener un atraco, otros de rescatar gente atrapada en una mina. Unos tienen el valor de meterse en una bodega en llamas a rescatar un niño que ni siquiera conocen e incluso se sienten mal por no haber podido salvar al menos uno más. Hacen falta más héroes. No hay quien se preocupe por las causas de la gente. El Informe Madelman nació como un héroe literario capaz de denunciar cosas que de otra forma no se dicen, de exigir respuestas que de otra forma no se exigen, de gritar lo que la gente no puede gritar. Nace como necesidad de tener un heroe aquí, hoy. Sin sesgos políticos, sin otro interés más que el de la gente, sin sesgos mediáticos. Daniel conoció a Benny, a Catalina y a Alex hace algún tiempo. Con ellos compartió sus intereses y en vez de escribir una historieta de acción con un personaje de acción, ahora escriben la primera columna de acción del mundo. Como si el mismo Madelman lo hiciera.
Daniel no es el jefe. En “El Informe Madelman” no los hay. Todos tienen voz y voto. Todos proponen y disponen de igual forma. Todos contribuyen y todos son responsables. Sin embargo los tres, Catalina, Benigno y Alejandrino, tienen un respeto muy particular por Daniel. Él les contagia la fuerza y el espíritu que Ángel le dejo marcado en el corazón.
“El Informe Madelman” se ocupará del deslave y de la corrupción, y también de las decisiones del gobierno sobre la vida de Alan, sobre las decisiones que hay que hacer para sacar adelante una niñez que tiene un futuro complicado y comprometido, y sobre las exigencias que hay que hacerle al gobierno para asegurar un mundo mejor para niños.
Notablemente molesto y con las mangas de su camisa dobladas a la mitad del antebrazo, Daniel se para y exclama.
-“La balanza de la justicia deberá favorecer a Alan y a todos los niños con lo que precisamente planteamos: salud, educación, hogar y seguridad. Alan conseguirá esto y la presión de la sociedad caerá sobre el congreso para que se aprueben las reformas detenidas desde hace ya cuatro años. Y a todo esto, pagará quien tenga que pagar. Apotenco recibirá justicia; Macario, sus prestanombres y socios pagarán. Finalmente, Alan tendrá las oportunidades que se merece”.
Referencias / #Recordación
Niños invisibles – Unicef: http://www.youtube.com/watch?v=-V-kuTo522I
¿Quién es Madelman?: http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=u0_XNUd42QY
Derechos Reservados© Rodrigo Llop 2010
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